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En un conversatorio junto a Teo Bondyale, secretario de la Federación de Asociaciones Africanas en Canarias, Marisa denunció el trato y la incertidumbre a la que se somete a las personas acogidas en Frontera Sur

El diálogo tuvo lugar durante la presentación del Informe “El limbo de la Frontera”, elaborado por el GAC y Centro Sir[a], que analiza los impactos de la acogida en Melilla y Canarias

Como es natural, la situación actual en Melilla estuvo muy presente durante todo el acto de presentación del Informe “El Limbo de la Frontera: Impactos de las condiciones de la acogida en la Frontera Sur española”, que tuvo lugar el pasado 27 de junio. Según el testimonio de Marisa Amaro, decenas de parientes y compañeros han intentado ponerse en contacto con su asociación durante los últimos días, para comprobar si entre los 133 supervivientes de la Masacre de Melilla se encuentran sus allegados. Se trata de una situación de absoluta opacidad, a la que tanto asociaciones de la sociedad civil, como afectados y familiares, exigen respuesta. Según diversas ong, hasta 37 personas perdieron la vida durante la tragedia. 

En una mesa moderada por la abogada Patricia Fernández Vicens, de la Asociación Coordinadora de Barrios, Marisa Amaro estuvo presente en el acto de forma telemática junto a Teo Bondyale, secretario de la Federación de Asociaciones Africanas en Canarias (FAAC). Ambos ponentes insistieron en la obligación de garantizar un acompañamiento digno a las personas que migran y enumeraron las diferentes vulneraciones de las que han sido testigos. Denuncian que el proceso de acogida sume a las personas en una total incertidumbre, pues no reciben ninguna información acerca de cuándo podrán salir de los dispositivos de acogida; al tiempo que señalan carencias en la atención sanitaria y una total falta de guía acerca de los protocolos y normas a seguir en los centros de retención. 

Acerca de cómo garantizar un acompañamiento digno de las personas, Marisa Amaro apunta a que cabe realizar un trabajo integral. Según señala, en su experiencia ha comprobado como existen demandas que pueden verbalizarse y otras que no. Para llegar a estas últimas, es necesario generar un clima de confianza, en el que las personas puedan sentirse escuchadas, cuidadas y acompañadas. 

Tenemos que tener la voluntad política de acogerlos como seres humanos. No como una cosa, no como un estorbo. No como algo que me molesta y le debemos de acoger porque nos están mirando

Por su parte, Teo Bondyale recalcó la necesidad urgente de reorientar lo que desde el punto de vista institucional se entiende por “acogida”, por considerar que lejos de interpretarse como un derecho, se emplea como una medida de caridad, que no garantiza ni la salud, ni mucho menos el reconocimiento de las personas en movimiento. Según apunta, “la acogida no tiene nada que ver con la recogida. Si tu vas a acoger a otro, tienes que saber dónde lo vas a tener. Si tu vas a «recoger», eso da igual”. Para el secretario de FAAC, existe una total deshumanización de las personas que intentan cruzar la Frontera Sur: “Tenemos que tener la voluntad política de acogerlos como seres humanos. No como una cosa, no como un estorbo. No como algo que me molesta y le debemos de acoger porque nos están mirando”. 

Para finalizar, las tres ponentes insistieron en la necesidad de garantizar el derecho a migrar y, con ello, de recibir una acogida digna, integral, hospitalaria y humana. A este respecto, concluye Patricia Fernández que cabe exigir respuestas a las autoridades, para que “nunca más tengamos en instalaciones financiadas con dinero público personas que no sabemos si están vivas o están muertas”. Para la abogada, cabe caminar hacía políticas que garanticen el derecho a la ciudadanía: “estar y formar parte de la sociedad en la que vives y a la que estás llamado a pertenecer”. 

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