Evaluación del Impacto Traumático (VIVO)
Entendemos una experiencia extrema, como aquella que amenaza nuestra integridad física o psicológica, y cuyo impacto es capaz de hacernos replantear características centrales de nuestra identidad, la manera en la que vemos el mundo y nuestra manera de vincularnos a los demás. Una experiencia extrema incluye una gran variedad de situaciones, desde un accidente de tráfico, hasta la pérdida de un ser querido, ya sea por una enfermedad o en el curso de una guerra, entre muchas otras.
La complejidad de las respuestas postraumáticas y su relación con procesos de afrontamiento resistentes o vulnerables, requiere que el estudio del impacto del trauma se realice con un abordaje integral. Es decir, yendo más allá de las medidas objetivas del hecho traumático y la amenaza que conlleva, así como de las características estructurales y disposicionales de las personas. Solo de esta forma, se podrá llegar a entender la percepción subjetiva y el modo en que las experiencias extremas transforman la visión del mundo de los demás y de nosotras mismas. Esto corresponde a lo que la psicología considera como el sistema atribucional o de creencias implícitas de la persona y lo que clásicamente las ciencias humanas y la filosofía han entendido como visión del mundo (“weltanschauung”).
Las experiencias extremas afectan a la percepción del mundo y de uno mismo/a de un modo complejo, y es necesario disponer de herramientas que permitan establecer ciertos ejes de análisis que ayuden a orientar tanto la investigación como la acción terapéutica.
En este marco nace el Proyecto VIVO, un modelo conceptual y a su vez un instrumento específico, que sirve para medir el impacto vital de las experiencias extremas en la identidad, así como el sistema de asunciones y creencias. Esta herramienta incluye tanto indicadores acerca de las principales respuestas emocionales y de afrontamiento de las personas, tanto inmediatas, es decir, producidas durante el hecho traumático, como posteriores a este.