GABRIELA LÓPEZ,
Coordinadora del Centro Sir[a]
¿Te imaginas levantarte con un muro construido en apenas unas horas en la puerta de tu casa? Tener que estudiar con velas porque no tienes luz; tener que caminar sobre el barro porque tu calle no tiene asfalto; o temer por la vida de tu bebé, que no consigue entrar en calor. ¿Te imaginas?
Hoy os queremos contar una historia de resistencias, violencias sin golpes y oscuridad. Mucha oscuridad.
En nuestro compromiso por documentar el impacto que provocan las vulneraciones de derechos en las personas, hemos realizado una nueva investigación pericial en la Cañada Real Galiana, con el objetivo de evaluar cómo ha afectado el corte de suministro eléctrico a esta población. Desde octubre de 2020, varios sectores de este barrio madrileño sufren una privación del suministro eléctrico, viéndose obligadas a recurrir a diferentes alternativas para subsistir, tales como leña, generadores, velas o linternas, entre otras.
Fruto de ese trabajo pericial surge el informe “La Cañada Responde”, que publica el Grupo de Acción Comunitaria (GAC). Nuestro objetivo aquí es hacer del sufrimiento un ejercicio de derechos, dándole significado y señalando a quien lo provoca.
En el proceso, nos hemos encontrado una comunidad cargada de dignidad, pero gravemente dañada y fraccionada por la acumulación de abusos que lleva sufriendo desde hace más de 20 años, por parte de diferentes administraciones. Porque resistir desgasta, y vivir sin luz es un ataque directo a la vida.
¿Qué consecuencias puede tener para las personas vivir más de dos años sin luz? ¿Cuán agotador es tener que enfrentarte cada día al reto de conservar tu comida o tus medicamentos? ¿Qué consecuencias tiene vivir durante tantos años bajo el asedio policial y con limitaciones al acceso a la salud y la educación?
Antes del corte de luz, tan solo un 11% del vecindario de Cañada Real afirmaba necesitar atención en salud mental. Hoy, esa cifra asciende al 75%. Y es que los muros burocráticos, la indiferencia institucional, el cansancio, la estigmatización mediática y el rechazo social continuado en el tiempo, acaba provocando en las personas desesperanza, indefensión, tristeza y mucha rabia. Vivir en una ciudad que normaliza esta situación es descorazonador y este es el ejemplo perfecto de cómo las instituciones pueden incluso arrebatarte la ilusión de un futuro.
Nos hemos encontrado generaciones de abuelas, hijas y nietas que pelean por defender el jardín donde los primeros plantaron un nogal que ahora tiene más de dos metros de altura. La Cañada es un barrio cargado de pertenencia y de dignidad, pero atropellado por múltiples violencias y agotado de tanto sufrimiento. Por eso, es importante continuar documentando, denunciando y dignificando su lucha. Con este informe hemos querido hacer todo eso.
Gracias por seguirnos y apoyar nuestro trabajo,
”En el proceso, nos hemos encontrado una comunidad cargada de dignidad, pero gravemente dañada y fraccionada por la acumulación de abusos que lleva sufriendo desde hace más de 20 años, por parte de diferentes administraciones".
Gabriela López NeyraCoordinadora del Centro Sir[a]
