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Tras haber acompañado y evaluado a prácticamente la totalidad de las personas afectadas, Pau Pérez Sales, en nombre de la entidad, expone la naturaleza de los daños

El 70% de las mujeres evaluadas ha tenido ideas suicidas tras descubrir las infiltraciones

Pau Pérez Sales compareció el pasado jueves 15 de febrero ante la “Comissió d’Investigació sobre la Infiltració de Policies dels Cossos Policials de l’Estat en els Moviments Socials, Polítics i Populars d’Arreu del País”, del Parlament de Catalunya. El director clínico del Centro Sira, en calidad de experto, expuso algunos de los impactos encontrados tras evaluar a prácticamente la totalidad de las personas directamente afectadas por las infiltraciones policiales de todo el Estado, a través del Protocolo de Estambul. Personas activistas en diversos movimientos sociales y populares – en su mayoría mujeres – que habían establecido relaciones de militancia, de amistad y sexoafectivas con agentes policiales encubiertos, que perseguían obtener información privilegiada 

Desde que estas acciones fueron destapadas por medios de comunicación, el Centro Sira ha acompañado a prácticamente la totalidad de las afectadas, y aportado diversos informes periciales como instrumentos para su defensa  

Impactos clínicos

 

Entre los impactos psicológicos de mayor gravedad, destacan episodios depresivos, crisis de angustia o cuadros de insomnio. Del total de las personas evaluadas, el 70% afirma haber tenido ideas de suicidio en el algún momento. En el 90% de los casos, estas ideas se vinculan a la vergüenza, a las humillaciones sufridas o una de idea clara de irreversibilidad del daño. Asimismo, las víctimas también presentan problemas de rechazo o malestar con su cuerpo y/o episodios de bulimia o anorexia. Entre el 72 y el 85% consideran haber sufrido una perdida de autoestima, así como un deterioro severo de la imagen mismas. En el 40 % de las evaluadas, se identifican además conductas obsesivas, como la necesidad de limpiar o reorganizar espacios compartidos con los agentes infiltrados, como la casa o la habitación, por considerar que son lugares contaminados.  

Culpa por las relaciones que él ha mantenido gracias a mí… y por abrirle la posibilidad de que entrara a otros espacios y tuviera otras relaciones íntimas…”

Las peritadas presentan en su mayoría vivencias de culpa y atribución a sí mismas de la responsabilidad de lo ocurrido, algo que resulta frecuente en el marco de las agresiones sexuales. Culpa por las relaciones que él ha mantenido gracias a mí… y por abrirle la posibilidad de que entrara a otros espacios y tuviera otras relaciones íntimas…”, afirma una de las mujeres peritadas.

A lo largo de su comparecencia, Pérez también señaló que además de las vivencias de culpa, existen una serie de impactos ontológicos, tales como la pérdida de confianza en el ser humano, sentimientos continuados de humillación o la búsqueda obsesiva de lógica. De las entrevistadas, tres de ellas no consiguen entender cómo la policía pudo recurrir a algo tan íntimo como las relaciones afectivas, para conseguir información. “Era un daño a todas luces innecesario… ¿por qué lo hizo? ¿Por qué me hizo un daño gratuito y que no tenía ningún sentido en lo que se supone que tenía la orden de hacer?, señala una de ellas.  

Consecuencias de las infiltraciones

 

En muchos de los casos, los impactos de las infiltraciones tuvieron repercusiones directas en las diferentes esferas de la vida de las personas peritadas. Algunas sufrieron una disminución significativa de su rendimiento académico – como consecuencia de las rumiaciones y la angustia- ; mientras que otras, padecieron dificultades para poder continuar desempeñándose en su trabajo. Del total de las entrevistadas, 4 tuvieron que solicitar una baja laboral 

La inmensa mayoría de las personas desconfían en la actualidad del uso del teléfono, tienen la sensación de estar siendo vigiladas, y dudan a la hora de utilizar el correo electrónico o bien las redes privadas de mensajería. Pérez también señaló en la comparecencia que entre las peritadas existe un miedo a que se les pueda inculpar injustamente en el futuro. En algunos casos, las entrevistadas aseguran que se les han desaparecido piezas de ropa o artículos de higiene, indicadores de que se habrían podido tomar muestras biológicas durante los encuentros, con las que temen se les pueda “construir un caso” en el futuro.  

Desde que los casos de infiltración policial fueron destapados, prácticamente el total de las personas disminuyó su participación en espacios sociales y de militancia, por no considerarlos como lugares seguros. Esto es particularmente traumático, teniendo en cuenta que la militancia siempre supuso un espacio esencial en la identidad de las peritadas.  

Con la persona esta que no existe, sí hubo consentimiento. Pero como no existe, yo no di consentimiento y, si lo hubiese dado, habría sido a una persona que no existe. Un consentimiento a un ser que no existe. No hay consentimiento"

Sentimiendos de humillación

 

Casi todas las peritadas aseguran haber disminuido considerablemente sus relaciones afectivas esporádicas, como consecuencia de las infiltraciones. Existe un sentimiento de humillación generalizado y un ataque directo a su dignidad. “Han usado tu forma de entender el sexo, el amor y tus emociones en tu contra”, afirma una de las peritadas.  

El total entiende que hubo un engaño deliberado por parte de los agentes policiales, y que fueron privadas de su capacidad de elegir libremente, por cuanto desconocían la identidad del sujeto y la finalidad con la que se establecieron relaciones sexo-afectivas con las víctimas. Todas las personas entienden que con ese engaño, fueron obligadas a actuar contra sus propias convicciones. Todas aseguran que nunca habrían mantenido relaciones sexuales con los agentes infiltrados, si hubieran sabido quiénes eran realmente.  “Con la persona esta que no existe, sí hubo consentimiento. Pero como no existe, yo no di consentimiento y, si lo hubiese dado, habría sido a una persona que no existe. Un consentimiento a un ser que no existe. No hay consentimiento”, asegura una de las peritadas.

Víctimas de tortura

 

Entre sus conclusiones, Pau Pérez Sales afirma en el Parlament que existe una alta consistencia entre los hechos que alegan las personas y sus impactos. El peritaje del Centro Sira concluye que las personas afectadas por las infiltraciones policiales en los movimientos sociales y populares de todo el  Estado, deberían ser consideradas como víctimas de tortura, y los agentes policiales, como perpetradores, por cuanto se evidencia una acción consciente -orientada al acceso a información- generadora de graves impactos psicológicos. 

Las personas peritadas presentan graves impactos clínicos y ontológicos, que son consecuencia de la acción directa de los funcionarios públicos. La policía seguía una estrategia deliberada y consistente – tal y como se deduce de sus patrones de actuación en todo el Estado – , con el propósito claro de acceder a la información íntima, personal y familiar de las víctimas, además de a información sobre los patrones de funcionamiento y objetivos de movimientos sociales percibidos como “disruptivos”. Teniendo en cuenta todos estos elementos, los peritos del Centro Sira concluyen que estos hechos pueden ser constitutivos de tortura, según los estándares internacionales. 

Por otro lado, Pau Pérez Sales también remarca que las infiltraciones policiales no solo tienen consecuencias individuales, sino también colectivas. Desde un punto de vista psicosocial, los movimientos sociales, comunitarios y populares de todo el país, también sufren una desconfianza, un “efecto desalientorespecto de los espacios institucionales y  de participación política y social, y un rechazo a continuar participando de este tipo de espacios. El perito del Centro Sira concluye que, a través de estas acciones, el Estado lanza un mensaje de advertencia: los movimientos populares sociales son considerados como grupos filoterroristas y, lo que les convierte en objeto de vigilancia. 

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El Centro de Atención a Víctimas de Malos Tratos y Tortura Sir[a]
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