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El 15 de septiembre de 2023, tras más de 6 años de lucha en los juzgados españoles, y más de 100 querellas presentadas, Julio Pacheco y Rosa García se convirtieron en las primeras personas en declarar ante un juzgado por las torturas que sufrieron durante el franquismo. En agosto de 1975, ambos fueron torturados en la Dirección General de Seguridad de Madrid, por diferentes miembros de la Brigada Político-Social, la policía política del franquismo.

Casi 50 años después, sus palabras, que son también las de tantas otras, sirven para abrir una brecha en el sistema judicial español.

Julio y Rosa, primeras supervivientes de tortura del franquismo que declaran en un juzgado español

En mayo de 2023, la Justicia admitió a trámite la querella que presentó Julio Pacheco contra 4 miembros de la Brigada Político Social franquista por las torturas que sufrió en la DGS. El juzgado acordó tomar declaración a Julio como querellante, y a Rosa como testigo.

3 claves

del episodio

INFANCIA MILITANTE

En la mesa de Julio y Rosa, el antifascismo siempre fue un tema. Ambos crecieron en hogares vinculados a la lucha antifranquista e iniciaron su activismo a muy corta edad, en el instituto. Es en la universidad, donde ambos encuentran un espacio donde militar, vinculándose a movimientos estudiantiles y de barrio.

IMPACTOS DE LA TORTURA

Los dos fueron detenidos en 1975, y posteriormente torturados por parte de la Brigada Político Social, en la Dirección General de Seguridad (DGS). Ambos pasaron además por la cárcel. Tras la muerte de Franco, fueron puestos en libertad con fianza. Después de la tortura, de la prisión, de tener que separarse de su familia, y en un contexto político muy convulso e incierto tras la muerte de Franco, Julio y Rosa no solo tuvieron que asumir el desafío de retomar su vida, sino también de aprender a convivir con sus impactos.

LUCHA COLECTIVA

Hablar tiene un precio, y quienes rompen con el silencio, lo saben muy bien. Las supervivientes del franquismo que deciden poner una querella contra quienes les torturaron, saben que les espera un camino largo, para el que hace falta mucho apoyo y fuerza. Poner una querella no solo implica remover en tu pasado, sino que supone enfrentar a la justicia, que continuamente reniega de los procesos de memoria histórica; y supone colocar tu relato en un lugar visible, lo que puede provocar cambios en tus relaciones cercanas. Toda esta carga solo puede sobrellevarse en colectivo.

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