Fundamentos
Un entorno torturante se entiende como un medio que crea las condiciones para la tortura, a través de un grupo de elementos contextuales, condiciones y prácticas que anulan la voluntad y el control de las víctimas, comprometiendo todo su ser. Este entorno constituirá Trato Cruel, Inhumano o Degradante (TCID) o Tortura cuando se ha generado para lograr cualquiera de los objetivos especificados en el derecho internacional y en especial los que ejemplifica la Convención contra la tortura: obtención de información, confesión, castigo, intimidación o coerción y discriminación.
Bajo este marco, la TES proporciona una visión general de los factores que indican riesgo de tortura. El análisis se centra en las condiciones de los contextos ético, legal, médico, psicológico y sociológico que nos ofrecen una visión global de una situación. Algunos indicadores requieren que la persona evaluadora asuma una comprensión empática e integral de la experiencia de la víctima, mientras que otros pueden ser evaluados teniendo exclusivamente en cuenta el relato o el testimonio.
La escala puede medir tanto entornos como experiencias. No es una escala que aspire a evaluar exclusivamente la tortura psicológica porque, pues tortura física y tortura psicológica son dos caras de la misma moneda y no deben ser consideradas aisladamente. Se trata, más bien, de una escala comprehensiva que las incluye a ambas como parte del mismo proceso.
La TES no pretende comparar entre sí las experiencias de tortura ni medir la gravedad del sufrimiento porque, como resulta evidente y ya hemos dicho en repetidas ocasiones, la experiencia de cada víctima es única y resulta imposible medir –y mucho menos comparar– el sufrimiento de dos seres humanos. Su objetivo consiste, más bien, en proporcionar a observadores independientes –es decir, a personas que deben tomar decisiones, como los jueces, los expertos forenses, los profesionales de la salud mental, los investigadores, etcétera– un listado comprehensivo de los principales indicadores de experiencias de tortura o entornos torturantes y combinarlos en ejes conceptuales que definen perfiles de entornos de tortura. Es por ello que, aunque la TES no cuantifique la tortura, es posible, basándonos en ella, establecer la probabilidad de que una persona se haya visto sometida a tortura así como definir perfiles de escenarios torturantes.